Os reproducimos a continuación un artículo de forma íntegra publicado el pasado 19 de abril en la edición de Andalucía de "El País", firmado por Pedro Espinosa y Margot Molina y que consideramos de interés. Si quieres consultar la fuente original, pincha aquí:
El patrimonio protegido se enfrenta a menudo al abandono y al olvido. En Andalucía, con 17.094 BIC declarados, las Administraciones se muestran ineficaces para velar por el mantenimiento de sus monumentos.
Convento de San Andrés en Málaga. / garcía-santos
“Los bienes culturales, testimonios vivos de nuestra civilización, constituyen el más valioso patrimonio que conforma nuestra realidad y futuro”. La definición la ha dado la Junta de Andalucía, encargada de tutelar su protección. Son edificios, monumentos, paisajes, ruinas, iglesias, esculturas, pinturas y hasta árboles. Pero el afán proteccionista del Gobierno andaluz ha chocado con la realidad. Y la realidad es que muchos de esos Bienes de Interés Cultural (BIC) están abandonados, olvidados o destruidos por la suma del paso del tiempo y la negligencia de sus propietarios.
“Los bienes culturales, testimonios vivos de nuestra civilización, constituyen el más valioso patrimonio que conforma nuestra realidad y futuro”. La definición la ha dado la Junta de Andalucía, encargada de tutelar su protección. Son edificios, monumentos, paisajes, ruinas, iglesias, esculturas, pinturas y hasta árboles. Pero el afán proteccionista del Gobierno andaluz ha chocado con la realidad. Y la realidad es que muchos de esos Bienes de Interés Cultural (BIC) están abandonados, olvidados o destruidos por la suma del paso del tiempo y la negligencia de sus propietarios.
En Villamartín caía el pasado lunes parte del castillo medieval de Matrera,
levantado en el siglo XV. Una fortaleza que es BIC desde 1985, pero que
su categoría no aceleró ni las negociaciones con su propietario
particular para darle titularidad pública ni las obras que el
Ayuntamiento pedía para consolidarlo. Otro ejemplo se vivía hace unos
días en Cádiz. Un drago con 260 años
caía desplomado sobre el patio de la antigua Escuela de Bellas Artes.
Este drago no es un árbol cualquiera. En 2011 había sido declarado BIC
dentro un programa para preservar el legado vinculado al bicentenario de
la Constitución de 1812. El drago ofreció sombra a los diputados y era,
hasta la semana pasada, el último testigo vivo de aquellos
acontecimientos. Pero la caída lo mató. Y se murió en un patio que
dependía de la Junta, la Administración que autorizó su protección y se
obligó a tutelar su cuidado.
Episodios como éste demuestran la escasa utilidad que tiene la
declaración. La Junta ha protegido 20.945 bienes en la comunidad, de los
cuales 17.094 son BIC inmuebles, muebles y actividades. Los edificios
—en 2011 había 3.731 protegidos— tampoco se salvan del abandono. Y Cádiz
guarda otros vergonzantes casos. Ocurre con Valcárcel, un histórico
conjunto frente a la playa de la Caleta, que lleva años vacío y
descuidado, tanto que ya tiene una denuncia en los tribunales por daños
al patrimonio. El edificio está cedido por la Diputación para construir
un hotel pero la crisis lo ha dejado en tierra de nadie.
La ley andaluza de patrimonio de 2007 recoge en su artículo 14 que el
propietario de un BIC, además de estar obligado a conservarlo y
custodiarlo para “garantizar la salvaguarda de sus valores”, también
debe permitir la visita pública gratuita al menos cuatro días al mes.
Este artículo se redactó pensando en la Iglesia, con espacios protegidos
en los que cobra entrada haciendo caso omiso a la ley. Pero la norma
también se ha vuelto en contra de la Junta, que mantiene cerrados, con
la excusa de las obras, varios monumentos esenciales como el Teatro Romano de Cádiz, el segundo más grande del mundo y uno de los mejor conservados, que no se puede visitar desde julio de 2010.
La Real Fábrica de Artillería,
con sus 55.000 metros cuadrados de arquitectura civil del siglo XVIII
en pleno centro de la ciudad; y las Reales Atarazanas, un bosque de
arcos mudéjares levantado en el siglo XIII por orden de Alfonso X El
Sabio, son los BIC más desafortunados de Sevilla. La Fábrica de
Artillería, cedida por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento en 2008,
permanece cerrada y con sus cubiertas y cornisas en mal estado. Atrás
han quedado los planes de la anterior corporación municipal (PSOE) que
quería convertirla en un gran espacio cultural similar al Matadero de
Madrid. De momento, el actual equipo de gobierno (PP) no tiene planes
para este enorme conjunto en el que se forjaron los cañones de la flota
española, los leones que flanquean la entrada de las Cortes o el
Giraldillo, la gran veleta que corona la Giralda.
La historia de las Reales Atarazanas
es larga y, hasta ahora, sin final feliz. Las siete naves que quedan de
las 17 que integraban el monumento ocupan 7.200 metros cuadrados de
planta y pertenecen a la Junta desde 1993. La adquisición se realizó
para convertirlas en un gran centro de arte contemporáneo, un proyecto
que no fructificó por falta de recursos. Mientras tanto, el edificio sin
rehabilitar se ha usado para actos puntuales pero permanece cerrado. Su
suerte parecía haber cambiado con la intervención de CaixaBank que, en
2009 tras recibir una concesión por 75 años, anunció la construcción de
un CaixaForum con un proyecto del arquitecto Guillermo Vázquez
Consuegra. Otro sueño roto cuando, a finales de 2012, la entidad
financiera decidió instalar su centro cultural en la Torre Pelli. Para
compensar el cambio, CaixaBank anunció que aportará 10 millones de euros
para la rehabilitación del “espacio civil más imponente de la ciudad”,
como lo definió Vázquez Consuegra. Aunque sus muros han oído ya muchas
promesas como esta.
En Jaén, donde todo el conjunto histórico de la capital está
protegido, muchos de sus edificios sufren un alarmante abandono, como el
Cementerio de San Eufrasio, de 1829. El camposanto ha tenido que ser
clausurado por su estado de ruina, la misma que asuela a los restos de
la iglesia de San Miguel o a la casa mudéjar de la Virgen, en el barrio
de San Juan. Y sonrojante resulta también el estado de degradación del
barrio de la judería, a pesar de formar parte del Gran Itinerario
Cultural Europeo de Patrimonio Judío. En las afueras de la capital, el
caso más alarmante es el del balneario y jardines de Jabalcuz, unos
baños del siglo XVII abandonados desde la década de los 70 del pasado
siglo. Este paraje fue cedido por la Junta al Ayuntamiento de Jaén por
un plazo de 50 años para su rehabilitación y puesta en uso como
balneario. Sin embargo, el conjunto termal sigue abandonado y las
lluvias de este invierno y los robos han agravado su estado.
En Almería, a pesar de que la Administración sí se ha ocupado del caso, el Cortijo del Fraile,
dentro del parque natural del Cabo de Gata-Níjar, es casi una ruina. El
conjunto, en el que ocurrieron los hechos que sirvieron de inspiración a
Federico García Lorca para escribir Bodas de sangre, es de propiedad
privada y la Junta multó el año pasado con 30.000 euros a sus
propietarios por su deterioro. En la actualidad, la Administración está
negociando para adquirirlo. Mientras que el cargadero de mineral El
Alquife, el Cable Inglés,
una obra de ingeniería concebida para facilitar el transporte vía
marítima del hierro, está a la espera de la segunda fase de su
rehabilitación, aún sin presupuesto.
En Málaga, el conjunto de La Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro,
que en 2012 recibió 628.229 visitas, casi el doble que el Museo Picasso
(381.055), padece “una gestión deficiente que afecta a su
conservación”, según arqueólogos y asociaciones ciudadanas. La
Asociación Zegrí aboga por que ambas fortalezas sean declaradas conjunto
monumental, lo que le retiraría la gestión al Ayuntamiento en beneficio
de la Junta. La arqueóloga Carmen Íñiguez sostiene que el conjunto
necesita un plan director similar al que tienen Alhambra, Medina Azahara
o los Reales Alcázares de Sevilla. “Así tendrían la protección integral
que requieren, con pautas de investigación e intervención arqueológica
no solo encaminadas a conservar lo ya existente, sino a facilitar nuevos
trabajos y a acabar con los proyectos dispersos que provocan la falta
de un plan anual de intervención”, señala.
En un claro estado de abandono se encuentra el convento de San Andrés,
en el popular barrio de El Perchel. Un edificio del siglo XVI que
acogió en sus últimas horas de vida al general José María Torrijos antes
de ser fusilado en 1831 por su oposición al régimen absolutista de
Fernando VII. Pese a que en 2011, el Ayuntamiento decidió destinarlo a
un museo de arquitectura y diseño contemporáneo, el convento sigue en
ruinas. “Esto es fruto de la errática política cultural del PP”, afirma
la concejala de IU Teresa Morillas. También está en mal estado el
Cementerio Inglés de la capital, el primero protestante abierto en
España en el siglo XIX y en el que descansan los restos del poeta Jorge
Guillén o el hispanista Gerald Brenan.
Córdoba tiene dos ejemplos de edificios declarados BIC cuyas
condiciones rozan la ruina. Junto a la plaza Regina, en pleno barrio de
la Axarquía, se levanta el antiguo convento Regina Coeli, fundado en
1499 y actualmente desacralizado. Su planta domina todo el lugar, el
templo, con una gran nave principal, tiene un claustro interior en muy
malas condiciones. El inmueble lleva décadas incorporado al parque de
edificios municipales y no se han acometido en él reformas que lo
recuperen. Tampoco se ha logrado vender porque el coste de inversión
necesario para rehabilitarlo es muy elevado. El antiguo convento de
Santa Clara ha corrido la misma suerte que el de Regina Coeli. Se trata
de un edificio del siglo XIII para cuya rehabilitación se firmó un
convenio con Caja Madrid, por el cual la entidad financiera se
comprometía a invertir tres millones de euros para repararlo a cambio de
que el Ayuntamiento aportase una cantidad similar. La operación no
llegó a buen fin y el inmueble sigue a la espera de una reforma
integral. Su fachada, muy castigada por la falta de cuidados, ha sufrido
este invierno varios desprendimientos a causa de las lluvias, que
obligaron al corte parcial de la calle.
En Granada uno de los casos más llamativos es el de la muralla zirí,
su entorno y la puerta Monaita, del siglo XI, en el barrio histórico del
Albaicín. La muralla quedó al descubierto tras el derribo de varios
inmuebles, pero el proyecto para su recuperación no se ha ejecutado pese
a ser una de las edificaciones más antiguas de la capital y un lugar
clave para entender las líneas defensivas de la antigua alcazaba Qadima.
Al estado de abandono, hay que sumar que la puerta Monaita es ahora
frecuentada por grupos de jóvenes que se cuelan por las tardes,
fundamentalmente de los fines de semana, por uno de los huecos de los
muros colindantes y beben reunidos ahí, en pleno BIC.
En Huelva, donde los BIC han corrido mejor suerte, la Junta está poniendo remedio al deterioro que sufre la muralla del municipio de Niebla.
La muralla medieval, uno de los principales monumentos de la localidad,
cuenta con un plan director para su conservación. Actualmente, la
Consejería de Cultura espera la aprobación de un proyecto acogido a
fondos europeos de cooperación transfronteriza entre España y Portugal
para actuar en la zona de la barbacana exterior. La idea es que se
redacte este año el proyecto y que en 2014 comiencen las obras. El PP ya
advirtió esta semana del riesgo de desprendimiento que padecía este
símbolo histórico de la provincia e instó a Junta, Diputación y
Ayuntamiento de Niebla a invertir en su conservación para evitar el
avance del deterioro.
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