"Arte y muerte. El ámbito funerario prehistórico en la provincia de Málaga". D. Pedro Cantalejo Duarte. Director de la Red de Patrimonio Guadalteba. 1 de febrero de 2012.
Los rituales de la muerte han dejado interesantes vestigios de época prehistórica en la provincia de Málaga, sobre todo durante el Neolítico y hasta la Edad de Bronce (7.500-3.500 BP). Durante todo este periodo se realizaron enterramientos en cuevas naturales, en hipogeos excavados en la roca, en estructuras arquitectónicas como dólmenes y cistas. En las grandes cuevas como La Pileta (Benaoján), Ardales, Murciélagos (Carratraca), Complejo de las Palomas (Teba), La Victoria (Rincón de la Victoria) y Nerja, el arte rupestre se realizó en su interior y fue sincrónico con los enterramientos neolíticos.
También en las construcciones funerarias como los dólmenes de Antequera y La Giganta (Ronda), el arte se sitúa en los ortostatos y cobijas, asociados directamente con los depósitos funerarios. También, en las cuevas artificiales excavadas en la roca del Cerro de las Aguilillas (Campillos), se grabaron esquemas en las cámaras que recibieron los restos humanos, éstos últimos adscritos a momentos finales calcolíticos.
Así, no sólo podemos extraer datos sobre nuestros orígenes a través del estudio antropológico de los restos humanos, sino que podemos conocer sus modos de vida y trabajo a través de rituales que practicaron en torno a la muerte. De esta manera, los enterramientos y el arte esquemático nos informan sobre las costumbres y tradiciones de los primeros pueblos que pusieron en producción las tierras de Málaga.
Es lógico que las necrópolis constituyesen un signo de identidad territorial y sobre todo social, relacionando a los antepasados (los muertos) con la ligitimación del uso de la tierra por parte de las tribus.
Si quieres descargar la invitación a la exposición pincha aquí
También en las construcciones funerarias como los dólmenes de Antequera y La Giganta (Ronda), el arte se sitúa en los ortostatos y cobijas, asociados directamente con los depósitos funerarios. También, en las cuevas artificiales excavadas en la roca del Cerro de las Aguilillas (Campillos), se grabaron esquemas en las cámaras que recibieron los restos humanos, éstos últimos adscritos a momentos finales calcolíticos.
Así, no sólo podemos extraer datos sobre nuestros orígenes a través del estudio antropológico de los restos humanos, sino que podemos conocer sus modos de vida y trabajo a través de rituales que practicaron en torno a la muerte. De esta manera, los enterramientos y el arte esquemático nos informan sobre las costumbres y tradiciones de los primeros pueblos que pusieron en producción las tierras de Málaga.
Es lógico que las necrópolis constituyesen un signo de identidad territorial y sobre todo social, relacionando a los antepasados (los muertos) con la ligitimación del uso de la tierra por parte de las tribus.
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