"Madinat al-Zahra: Al-Andalus en su cénit". Dr. Antonio Vallejo Triano. Director del Conjunto arqueológico de Madinat al-Zahra. 22 de febrero de 2012.
La instauración del califato omeya de al-Andalus por Abd al-Rahman III señala una de las etapas más brillantes desde el punto de vista político, económico y cultural de la historia de la Península Ibérica.
Y en este contexto, Madinat al-Zahra representa justamente la plasmación urbanística de ese Estado califal. Fundada en el año 936 o 940, según las fuentes, la ciudad respnde a un modelo oriental de construcción de grandes urbes capitales junto a las ciudades preexistentes, en este caso Córdoba, con la que se relacionó en términos de complementariedad y no de competencia.
Durante los califatos de Abd al-Rahman III y de al-Hakam II, la ciudad se convirtió en el centro de toda la actividad política y diplomática del Estado, y desde el punto de vista arquitectónico y cultural, en un extraordinario lugar de recepción, reelaboración y difusión de nuevas formas arquitectónicas y artísticas, algunas de las cuales pasaron a engrosar el acervo de la cultura material andalusí.
La ciudad muestra una extraordinaria efervescencia urbanística y arquitectónica. Las excavaciones desarrolladas a lo largo de un siglo ofrecen la imagen de un alcázar que, lejos de permanecer fosilizado tras su construcción inicial, en los años centrales del s. X y en un periodo de tiempo relativamente breve, experimentó unos importantes procesos de reforma y transformación que modificaron profundamente su fisonomía original: desapareciendo unos edificios, se construyeron otros y, en general, se trastocó todo el urbanismo del recinto palaciego. En el estado actual de nuestros conocimientos, estos cambios pueden ser relacionados con la propia evolución del Estado califal en aspectos como las formas de representación del poder, el papel de la administración y el control de las élites que la componen.
La instauración del califato omeya de al-Andalus por Abd al-Rahman III señala una de las etapas más brillantes desde el punto de vista político, económico y cultural de la historia de la Península Ibérica.
Y en este contexto, Madinat al-Zahra representa justamente la plasmación urbanística de ese Estado califal. Fundada en el año 936 o 940, según las fuentes, la ciudad respnde a un modelo oriental de construcción de grandes urbes capitales junto a las ciudades preexistentes, en este caso Córdoba, con la que se relacionó en términos de complementariedad y no de competencia.
Durante los califatos de Abd al-Rahman III y de al-Hakam II, la ciudad se convirtió en el centro de toda la actividad política y diplomática del Estado, y desde el punto de vista arquitectónico y cultural, en un extraordinario lugar de recepción, reelaboración y difusión de nuevas formas arquitectónicas y artísticas, algunas de las cuales pasaron a engrosar el acervo de la cultura material andalusí.
La ciudad muestra una extraordinaria efervescencia urbanística y arquitectónica. Las excavaciones desarrolladas a lo largo de un siglo ofrecen la imagen de un alcázar que, lejos de permanecer fosilizado tras su construcción inicial, en los años centrales del s. X y en un periodo de tiempo relativamente breve, experimentó unos importantes procesos de reforma y transformación que modificaron profundamente su fisonomía original: desapareciendo unos edificios, se construyeron otros y, en general, se trastocó todo el urbanismo del recinto palaciego. En el estado actual de nuestros conocimientos, estos cambios pueden ser relacionados con la propia evolución del Estado califal en aspectos como las formas de representación del poder, el papel de la administración y el control de las élites que la componen.
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